Había una vez un vagabundo que quería convertirse en
Rey, este vagabundo, miraba con codicia y desprecio a su Rey.
El Rey, no poseía muchos tesoros ni riquezas, de hecho, tenía un reino con mucha pobreza y pocos recursos. A pesar de ello, el Rey daba lo mejor de sí para mantener feliz a su pueblo. Un día, el vagabundo, se puso a pensar
-Yo podría ser mejor gobernante que aquel Rey-
Y se dispuso a crear una estrategia para derrocar al Rey.
El vagabundo empezó atacando con sigilo e inteligencia, él sabía y había leído, que la mejor manera de destruir un imperio, es la conspiración, así que; sin pensarlo 2 veces, el vagabundo inició una conspiración con la gente del pueblo.
Comenzó con los juglares y bardos del reino, quería dar a conocer la verdadera personalidad del Rey, el cual, era un mujeriego empedernido.
El rey, era un hombre casado, tenía 2 hijos con la misma mujer, pero corrían rumores de que el Rey practicaba adulterio con mujeres solteras del reino, sólo rumores, pues nunca había sido descubierto.
Utilizando eso a su favor, el vagabundo siguió con su plan para derrocar al Rey y apoderarse del reino.
Una vez, el Rey se propuso conocer más a su gente y convocó a una reunión en el jardín del castillo, por razones evidentes, no toda la gente del reino pudo ser invitada, pero el vagabundo pudo ingeniárselas para entrar al castillo.
Ese día, el vagabundo se acerco al Rey diciendo:
-Su majestad, yo he sido un vagabundo miserable toda mi vida, pero estoy buscando superarme, me gustaría demostrarle que puedo ser una buena persona, yo no le pido monedas de oro, le pido su confianza y su sabiduría para ayudarme de la mejor manera-
El rey, quedó callado durante unos segundos, parecía que meditaba y al mismo tiempo miraba con asombro la actitud del vagabundo, transcurridos unos segundos, el Rey comentó
–Está bien, tengo una ocurrencia contigo, de ahora en adelante tú serás mi jinete, deseo convertirte en un fiel amigo mío, ya que Vespucio (El Jinete del Rey) está muy enfermo y necesita descanso-
Acto seguido, el Rey, subió unas escalinatas hasta llegar a un lugar en donde todos lo podían escuchar fácilmente y recitó estas palabras:
-Hoy este vagabundo, el cual, no sé ni cómo se llama, se ha convertido en mi jinete personal, descargo mi confianza en este hombre, el cual es un desconocido, pero que ha venido a mí con palabras de sinceridad a buscar superación, y quiero que todos lo tomen como ejemplo- Murmullos se escuchaban por todas partes -¿Cómo puede ser posible? ¿Qué le sucede al Rey? ¡El Rey se ha vuelto loco!-
Y así terminó el día.
Por la madrugada, el vagabundo no lo podía creer, había logrado acercarse a pasos agigantados a su objetivo, y desde ese mismo momento, no dejó de planear su próxima jugada, a pesar, de que el ya tenía más de lo que podría pedir, un puesto envidiable para cualquiera, una habitación en el castillo, la confianza del Rey y de la familia imperial, pero nada de esto le fue suficiente para satisfacer su sed de egoísmo.
Continuando con sus planes, se fue ganando la confianza de los arrieros que vivían en las afueras del recinto, fue contando y envenenando con mentiras a toda la servidumbre del castillo, incluso llego a intentar convencer al capataz del castillo y a la ama de llaves, lo cuál se convirtió en su peor error.
Mientras ayudaba al Rey a dar vueltas en caballo por el reino, (Rondines que le gustaban dar al Rey para supervisar que todo estuviera como él quería) el vagabundo, ahora convertido en jinete, tuvo la oportunidad de matar al Rey, nunca faltaban oportunidades para deshacerse del Rey y despojarlo del trono, sin embargo, nunca quiso matar al Rey.
Transcurridos los meses, el jinete se acostumbró a esa vida, llena de privilegios, y parecía que había olvidado su plan para derrocar al Rey, pues pasó mucho tiempo, tanto, que todos ya lo trataban como parte de la familia imperial, a pesar, de que el Rey sabía que esta persona buscaba derrocarlo, pues el Rey era una persona muy perspicaz, y cuando se enteró de los rumores y de la conspiración que estaba llevando acabo el jinete, lo único que acertó a decir fue –No se preocupen, él nunca intentaría matarme- esas palabras fueron dirigidas a unos cuantos peones y al capataz que fueron a buscarlo para avisarle de lo que estaba sucediendo.
El Rey, no poseía muchos tesoros ni riquezas, de hecho, tenía un reino con mucha pobreza y pocos recursos. A pesar de ello, el Rey daba lo mejor de sí para mantener feliz a su pueblo. Un día, el vagabundo, se puso a pensar
-Yo podría ser mejor gobernante que aquel Rey-
Y se dispuso a crear una estrategia para derrocar al Rey.
El vagabundo empezó atacando con sigilo e inteligencia, él sabía y había leído, que la mejor manera de destruir un imperio, es la conspiración, así que; sin pensarlo 2 veces, el vagabundo inició una conspiración con la gente del pueblo.
Comenzó con los juglares y bardos del reino, quería dar a conocer la verdadera personalidad del Rey, el cual, era un mujeriego empedernido.
El rey, era un hombre casado, tenía 2 hijos con la misma mujer, pero corrían rumores de que el Rey practicaba adulterio con mujeres solteras del reino, sólo rumores, pues nunca había sido descubierto.
Utilizando eso a su favor, el vagabundo siguió con su plan para derrocar al Rey y apoderarse del reino.
Una vez, el Rey se propuso conocer más a su gente y convocó a una reunión en el jardín del castillo, por razones evidentes, no toda la gente del reino pudo ser invitada, pero el vagabundo pudo ingeniárselas para entrar al castillo.
Ese día, el vagabundo se acerco al Rey diciendo:
-Su majestad, yo he sido un vagabundo miserable toda mi vida, pero estoy buscando superarme, me gustaría demostrarle que puedo ser una buena persona, yo no le pido monedas de oro, le pido su confianza y su sabiduría para ayudarme de la mejor manera-
El rey, quedó callado durante unos segundos, parecía que meditaba y al mismo tiempo miraba con asombro la actitud del vagabundo, transcurridos unos segundos, el Rey comentó
–Está bien, tengo una ocurrencia contigo, de ahora en adelante tú serás mi jinete, deseo convertirte en un fiel amigo mío, ya que Vespucio (El Jinete del Rey) está muy enfermo y necesita descanso-
Acto seguido, el Rey, subió unas escalinatas hasta llegar a un lugar en donde todos lo podían escuchar fácilmente y recitó estas palabras:
-Hoy este vagabundo, el cual, no sé ni cómo se llama, se ha convertido en mi jinete personal, descargo mi confianza en este hombre, el cual es un desconocido, pero que ha venido a mí con palabras de sinceridad a buscar superación, y quiero que todos lo tomen como ejemplo- Murmullos se escuchaban por todas partes -¿Cómo puede ser posible? ¿Qué le sucede al Rey? ¡El Rey se ha vuelto loco!-
Y así terminó el día.
Por la madrugada, el vagabundo no lo podía creer, había logrado acercarse a pasos agigantados a su objetivo, y desde ese mismo momento, no dejó de planear su próxima jugada, a pesar, de que el ya tenía más de lo que podría pedir, un puesto envidiable para cualquiera, una habitación en el castillo, la confianza del Rey y de la familia imperial, pero nada de esto le fue suficiente para satisfacer su sed de egoísmo.
Continuando con sus planes, se fue ganando la confianza de los arrieros que vivían en las afueras del recinto, fue contando y envenenando con mentiras a toda la servidumbre del castillo, incluso llego a intentar convencer al capataz del castillo y a la ama de llaves, lo cuál se convirtió en su peor error.
Mientras ayudaba al Rey a dar vueltas en caballo por el reino, (Rondines que le gustaban dar al Rey para supervisar que todo estuviera como él quería) el vagabundo, ahora convertido en jinete, tuvo la oportunidad de matar al Rey, nunca faltaban oportunidades para deshacerse del Rey y despojarlo del trono, sin embargo, nunca quiso matar al Rey.
Transcurridos los meses, el jinete se acostumbró a esa vida, llena de privilegios, y parecía que había olvidado su plan para derrocar al Rey, pues pasó mucho tiempo, tanto, que todos ya lo trataban como parte de la familia imperial, a pesar, de que el Rey sabía que esta persona buscaba derrocarlo, pues el Rey era una persona muy perspicaz, y cuando se enteró de los rumores y de la conspiración que estaba llevando acabo el jinete, lo único que acertó a decir fue –No se preocupen, él nunca intentaría matarme- esas palabras fueron dirigidas a unos cuantos peones y al capataz que fueron a buscarlo para avisarle de lo que estaba sucediendo.
Y efectivamente, el plan del jinete siempre fue derrocarlo, y si el jinete no había actuado antes, era porque no se había presentado la oportunidad propicia, hasta un día…..
“Se llevó a cabo una fiesta en el castillo, estaba reunida toda la familia real, sólo había unos cuantos trabajadores del castillo dentro de la fiesta, entre ellos estaba el jinete.
Esta fiesta se trataba de un evento exclusivo para personas de la aristocracia y otras familias reales, estaban festejando el 30 aniversario desde que el Rey tomó la corona a su mando.
La fiesta transcurrió sin imprevistos, la gente se marchaba conforme avanzaba la noche, pero el jinete había notado que el Rey coqueteaba con una invitada, notó que el Rey le prestaba mucha atención a esta invitada, mucho más joven que el Rey, parecía tener unos 27 años, cabello castaño, unos ojos grandes con unas pestañas que le rozaban las cejas, llevaba un vestido color vino, ella medía 1.60 de estatura, piel blanca y refinada, pero su mayor característica, era una sonrisa, que parecía hipnotizar a todos los presientes.
Sin pensarlo 2 veces, el jinete supo qué ese era el momento que estaba esperando, sólo le faltaba ser paciente y crear una estrategia para poder demostrar que el Rey era un adúltero”
A la mañana siguiente, el jinete tuvo el valor para hablar directamente con
-Qué bonito día su majestad-
A lo que
Él no quería perder más el tiempo y le dijo
-Lástima que tenga que llegar una tormenta en un día así, me remuerde la conciencia tener que arruinarle el día-
La reina, muy desconcertada le dijo:
-¿Qué pasa? ¿Pasó algo grave? ¿Están todos bien? ¿Qué sucede?-
Preguntó con preocupación
-Así es mi honorable dama, pasó algo y tengo que decirle la verdad, porque soy una persona agradecida por todo lo que me han brindado, y tengo que decir todo, aunque esto me cueste irme a la hoguera- Dijo el jinete
La reina, simplemente seguía escuchando las palabras del Jinete
-Sucede, que ayer por la noche, cuando usted ya se había retirado a dormir, y la mayoría de los invitados se habían retirado, su majestad (El Rey) tenía una charla muy apasionada con una mujer muy bella, no sé decirle si se trataba de una cortesana, o de una invitada, pero lo que es seguro, es que ellos 2 estaban cometiendo adulterio-.
La cara de la reina se lleno de blanco, parecía que le había dado la peor de las noticias, pues ella nunca creyó en los rumores que señalaban a su hombre como un libertino, promiscuo y adúltero, ella simplemente se sentó en una jardinera que estaba a su lado y pronuncio las siguientes palabras:
-Agradezco mucho tu lealtad, has demostrado ser un hombre fiel en todos los aspectos, has cuidado la vida de mi esposo durante sus viajes, y ahora me has cuidado a mí de ser una mujer tratada como una idiota, por tu trabajo no te preocupes, nadie va a saber de la platica que tuvimos hoy, ni de broma te van a mandar a la hoguera, puedes marcharte a seguir con tus labores, prefiero estar sola-
Mientras
El jinete se fue, por fin estaba cerca de su objetivo, sólo faltaba que el plan siguiera como él lo planeó y así fue.
Al llegar la noche, se sentía un ambiente raro dentro del castillo, se podía respirar la intriga de lo sucedido, pero la reina no mencionaba palabra de lo sucedido, eso pasó hasta la madrugada, en el momento de intimidad de los Reyes, justo antes de dormir, la reina estaba acostada en el pecho del Rey y dejó escurrir unas lagrimas sobre él y; llorando, con la voz quebrantada, exclamó atormentada:
-¡¿Por qué lo hiciste!? ¡¡¡Por qué!!!!-
El Rey, sin saber que es lo que pasaba le preguntó
-¿Qué pasa, estás bien?-
La reina, con su llanto cada vez mas sentimental le respondió
-No, no estoy bien, nunca pensé que un gran hombre como tú, pudiera cometer un acto de crueldad tan grande-
-¿De qué me hablabas?- Desesperadamente repetía una y otra vez el Rey
-¡Me engañaste, cómo pudiste hacerlo! Y en mi propia casa, en donde viven nuestros hijos y yo que soy tu mujer-
Sin darle oportunidad al Rey de pronunciar palabra,
Al paso de unos minutos, el Rey salió a dar la cara frente a lo que pasaba, aunque ni él sabía lo que estaba sucediendo, pensó que la causa probable era la posible conspiración que había tramado el que consideraba su fiel jinete.
El Rey se encargo de tranquilizar a
Una vez dentro de la habitación, el Rey pudo averiguar la verdad, a base del amor que se tenían,
-No se estamos hablando de Nadín, ¿verdad?-
La reina, simplemente preguntó, -¿Quién es Nadín?-
-Es la hija de mi primo Fausto, no recuerdas que ella quería venir a vivir con nosotros al castillo, la que quería aprender acerca del Despotismo Ilustrado con el que he tratado de reinar aquí- Comentó el Rey
La reina, se quedó sin pronunciar palabra durante unos momentos, estaba haciendo memoria de lo que habían vivido la noche anterior, y sí, recordó perfectamente a Nadín, una bella muchacha, muy simpática, que quería ir a aprender y a estudiar a su Tío político.
Después de esto,
La noche transcurrió como de costumbre –o al menos eso pensaron ellos- y es que, al día siguiente; todo había cambiado, cuando el Rey y
Los Reyes exigieron una explicación y eso obtuvieron, el jinete por fin se decidió a revelar su verdadera identidad y pronunció el siguiente discurso:
-Vergüenza señores, ¡Vergüenza! Es lo que siento al ver a estas personas-
El jinete estaba gritando, tenía un tono de voz muy disintió al que nos tenía acostumbrados.
-Ayer, fuimos testigos de lo que sucede dentro de este reino, donde un Rey desesperado no puede ni gobernar a su propia mujer, ambos son un par de adúlteros, la discusión de ayer comprueba que
Los reyes, inmediatamente solicitaron a la guardia imperial para que desalojara al jinete, pero nadie hizo nada.
Durante el transcurso de los últimos 2 días, el jinete había salido a las calles diciendo y asegurando que los rumores que había escuchado cuando él era vagabundo eran verdad, él ya los había comprobado de viva piel, y quería que todo el pueblo se enterase de esto, además, habló con los demás conspiradores dentro del castillo, y lograron formar un pequeño grupo de inconformes, que serían los que darían la cara en la mañana, es por eso que fuera del castillo, se había dado cita la mayor parte de los habitantes del reino, para poder averiguar lo que estaba sucediendo. Los guardias no respondieron al llamado, pues al ejercer el Despotismo Ilustrado, habían sido educados, no eran unos simples barbajánes que mataban por matar, y protegían por proteger, ellos habían sido educados y adiestrados para ser la guardia personal, y al enterarse de que había algo mal dentro del castillo, ellos buscaban una explicación.
Mientras tanto, el grupo de personas que tenia reflejada la tristeza en su rostro, eran las personas más apegadas a los Reyes, servidumbre que los habían acompañado como familia durante toda la vida, y se sentían impotentes de no poder defender a los reyes.
El rey, rápidamente pudo hacer una lectura de lo que estaba sucediendo y acertadamente ofreció un último discurso:
-Ya veo que es lo que pasa- Exclamó el Rey
-Veo que ustedes están inconformes con mi reinado, hay algo que no los tiene contentos, en mi defensa puedo decir que no soy culpable de las acusaciones que me señalan, es más, aseguró que mi esposa también es inocente, pues confío plenamente en su fidelidad. Pero hoy, como ustedes lo piden, me marcho y dejo el puesto de la corona, todos saben que somos un pueblo en crisis, y no dejo herederos, ustedes sean libres de elegir a su nuevo gobernante como mejor les plazca, yo no voy a darles explicaciones, pues como Rey, no tengo porque darles una explicación, simplemente les quiero dedicar unas últimas palabras.
El Rey, con lagrimas en el rostro y con la voz quebrada, trataba de guardar la calma para decir las siguientes palabras:
-El único error que cometí en mi reinado, fue el confiar en que todos somos iguales, yo soy el representante de todos ustedes, como recordaran, lo mío no fue un designo divino, yo logré rescatar este pedazo de tierra, era un feudo, y poco a poco todos lo convertimos en un Reino, donde hay pobreza, donde hay hambre, donde hay robos e injusticia, pero todos juntos estábamos construyendo un sueño mío, un sueño de todos.
Ahora, me marcho, me marcho traicionado por uno igual que nosotros, por uno que me pidió la oportunidad de sobresalir entre los demás, de ser un ejemplo de superación para todos, y cuando menos lo pensamos, logró superarse, logró su cometido, y espero que ustedes se queden con ese ejemplo, un vagabundo que logro robarse la corona-
El jinete, ya no pronunció muchas palabras, pero en su mente sabía que había mentido, simplemente dio una orden:
-¡Saquen a estas personas de aquí y llévenlos a la plaza principal, ellos merecen la muerte!-
Él ya tenía planeado mandarlos a la hoguera, y así fue, la guardia real, que tantos años sirvió a estas personas, ahora los escoltaba directo a su muerte, mientas los “conspiracioncitas” tomaban posesión del castillo, los guardias escoltaron a la familia real, pero no a la plaza, sino a la entrada del pueblo y los dejaron ir, habían servido tanto tiempo a esta familia y habían recibido tantas cosas de ellos, que tenían tanta gratitud que no podían llevarlos a enfrentarse a la muerte.
Los Reyes se marcharon y hasta donde la historia cuenta, llegaron a un feudo a vivir como campesinos, pues el Rey no quiso buscar ayuda con su familia, pues sabía que los podría poner en peligro. Y si buscaba ayuda en otros reinos, sería cuestionado y juzgado por su destierro.
Mientras tanto, el reino ahora gobernado por un simple vagabundo sin estudios, se venía abajo, junto con todos sus sequitos conspiradores.
Pues al llegar a la corona, se dio cuenta de que realmente no tenían nada, no había riquezas, no había collares de oro, no había tantas cosas de valor como el imaginó, y su reino entró en crisis.
Una noche, mientras no podía dormir se puso a pensar:
-A mí me dieron la oportunidad de vivir aquí, me adoptaron como parte de una familia a la cual no pertenezco, me quejaba de las riquezas del Rey, sin saber que él no tenía ninguna, me engañe pensando en que era un adúltero, cuando yo mismo inventé ese rumor, ¡Terminé creyendo mis propias mentiras! Y traicione a la persona que me otorgo confianza, me puse a hablar de traición, mientras yo estaba acuchillando a mi Rey por su espalda ¡YO LO ACUCHILLÉ! Hablaba de traición mientras yo lo estaba traicionando a él-.
Obviamente se dio cuenta de su error, y sabía que por anhelar y buscar ser algo que no era para él, había traicionado la confianza de la única persona que había confiado en él, se dio cuenta de que vivió en un mundo de fantasía, donde él mismo se engaño con sus propias mentiras, y terminó dañando a la familia real, a todo el reino y a él mismo, pues ya tenía el alma envenenada con mentiras.
A la mañana siguiente, él se despertó y cuando salió de su habitación, ya había un grupo de personas esperándolo, así como el traicionó a sus Reyes y enveneno a su reino, ahora lo traicionaban a él y lo atacaban con el mismo veneno, lo demás, aconteció como ustedes lo suponen.
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